CRISTAL ROSÉ : 50 AÑOS DE EMOCIÓN

Contados por Frederic Rouzaud, Presidente de Louis Roederer

En 1974 Jean-Claude Rouzaud, creó Cristal Rosé. Su origen fueron unas parcelas de viñedo Grand Cru que encierran la esencia de un terreno calcáreo, mayormente compuesto por tizas. En estos suelos privilegiados, el Pinot Noir de maduración más temprana y el Chardonnay de maduración más tardía del Domaine alcanzan su máxima expresión.

Con esta selección inicial de viñedos, se da el primer paso hacia una nueva técnica: la infusión, que con el tiempo se convertiría en el sello distintivo de este champagne.

“Mi padre nació en 1928 y, durante siete décadas, fue responsable del viñedo de la casa” Nos cuenta Frederic “Entonces, con el conjunto de las 250 hectáreas que tenemos hoy en día, realmente obtenemos la mejor calidad de nuestros vinos. Llevamos a cabo una viticultura biodinámica con mucho cuidado. Mi padre tenía un profundo conocimiento del viñedo y de sus parcelas, especialmente del viñedo de Cristal. Está rodeado de bosque, protegido del viento, con un microclima especial que permite producir un Pinot Noir absolutamente excepcional. Es una obra maestra, comparable a un gran vino de Borgoña, muy refinado y con una gran reputación en Francia y el resto del mundo”.

Desde el siglo XIX, en la casa de Roderer elaboran rosado. “ Teníamos un rosado clásico que no pertenecía a la línea Cristal, pero que llevaba impresa la tradición de Louis Roederer. Entre ellos, destacaba uno en particular, al que llamábamos «Ojo de Perdiz». ( En España al “clarete” se le denomina también así en diferentes lugares) “Viejas etiquetas de aquella época aún conservan este nombre, testimonio de un legado centenario”.

Como hemos comentado antes, el rosado de Roderer tiene una singularidad que reside en su método de elaboración: la infusión. En Champagne existen dos maneras de crear un rosado. La primera consiste en mezclar vino tinto con vino blanco hasta alcanzar el tono deseado. Pero este procedimiento aporta taninos y aromas de vino tinto que, según su filosofía, alteran la pureza del resultado final.

“Nosotros elegimos un camino diferente. Nuestro método de infusión comienza con la cosecha de Pinot Noir en su punto óptimo de madurez. Luego, realizamos una maceración en frío, casi a cero grados, para extraer únicamente los compuestos más finos: los mejores fenólicos y las esencias aromáticas más delicadas del zumo de la uva. A partir de ahí, combinamos estos jugos con Chardonnay y llevamos a cabo una cofermentación cuidadosamente controlada.Este es el secreto de Cristal Rosé: un terruño excepcional, parcelas seleccionadas con precisión y la maestría de una técnica perfeccionada a lo largo de los años”.

La historia de Cristal es tan fascinante como su origen. Creado en 1876 para el zar Alejandro II de Rusia, este champán nació como una exclusividad para la corte imperial. Durante años, fue elaborado únicamente para él, hasta que la Revolución Rusa de 1917 marcó el fin de aquella tradición. Con el cese de los pedidos por parte del zar y de Rusia, Cristal comenzó a venderse al resto del mundo en 1919.

A lo largo de los años, en LEXQUISITE hemos entrevistado a muchas celebridades y con ellos hemos vivido muchas anécdotas relacionadas con Cristal. Recordamos por ejemplo a Mariah Carey pidiendo que en los frigoríficos de sus habitaciones siempre hubiera varias botellas, o de raperos que era lo único que bebían o jugadores de fútbol que en sus cumpleaños encargaban más de 100 botellas a pesar de que ellos no tomaban alcohol. Nos parece un éxito pero Frederic nos sorprendió contándonos que no ha habido grandes campañas de marketing. 

“Nunca ha sido un vino de marketing; jamás se han hecho anuncios ni colaboraciones para promoverlo. Sin embargo, su fama creció de manera natural, gracias al boca a boca y, sobre todo, a su carácter mágico. Su secreto radica en su excepcional terruño. Sin estrategias comerciales, pero con una herencia de seis generaciones dedicadas a perfeccionarlo, Cristal se ha convertido en un ícono. Nos llena de satisfacción saber que artistas, escritores y personajes sensibles al arte disfrutan de nuestro champán, no porque los hayamos buscado, sino porque han encontrado en él algo especial, algo que resuena con su espíritu.Cristal es fácil de reconocer y aún más fácil de recordar. Su icónica botella transparente y su distintivo fondo plano remiten a su origen, vinculado al zar Alejandro II. Pero más allá de su imagen, estoy convencido de que el verdadero éxito de Cristal radica en su esencia mágica”.

La Historia de la Maison comenzó en 1776 en Reims aunque al principio se llamó Dubois Pére & Fils. No fue hasta 1833 que Louis Roederer, heredero de la empresa, tomó las riendas y le dio su nombre, estableciendo una visión única basada en el control total de la producción, desde los viñedos hasta la vinificación.

En el siglo XX, Camille Olry-Roederer, una de las pocas mujeres en liderar una gran casa de champagne, tomó las riendas y guió la empresa a través de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Bajo su gestión, Louis Roederer se estableció firmemente como un símbolo de excelencia y refinamiento.

“Siempre ha sido un negocio familiar, y tengo la gran suerte de ser la séptima generación en continuarlo. Todas las generaciones antes de mí, como mi padre y mi abuela, han estado al frente de la casa. Mi abuela dirigió la empresa durante 45 años, desde 1932 hasta 1975, en una de las épocas más difíciles. Cada generación ha aportado algo valioso. Como líder del equipo hoy en día, creo que el hecho de ser un negocio familiar nos da tiempo, nos permite ser pacientes y actuar con libertad. Nuestra casa fue fundada en 1776, el mismo año que Estados Unidos. Quizás compartimos con ellos ese espíritu de independencia, libertad y emprendimiento”.

Los viñedos de Cristal tienen una media de 40 años de edad. El Cristal 2015 pasó 8 años en bodega antes de estar listo para el consumo. 

“En ocasiones, los frutos de nuestro trabajo no se ven en nuestra generación, sino en la siguiente. Estamos de paso, trabajando para el futuro. Sin embargo, en el presente vivimos momentos maravillosos. El champán es símbolo de celebración, de emoción, de momentos compartidos. No es solo un vino, es una fragancia, un recuerdo, una experiencia. Acompaña instantes de felicidad y, a veces, de tristeza. Y por eso, el champán es tan especial”.

Alberto Zapata