EL QUESO QUE SABE A ALTA MONTAÑA
Esta delicatessen suiza, exclusiva y de producción limitada, se elabora solo durante los meses de verano en 60 granjas alpinas situadas entre los 1.000 y los 2.500 metros de altitud.

Como indica su nombre, esta variedad nace de la tradición ancestral suiza del Alpage o el ascenso de las vacas en verano a las zonas más elevadas de las montañas alpinas.

Le Gruyère d’Alpage AOP es sinónimo de alta montaña, exclusividad, tradición y alta calidad. Y es que este queso cien por cien suizo y sin agujeros, lleva produciéndose de forma artesanal siguiendo una receta que se ha transmitido de generación en generación desde el año 1115. De mucho carácter e intenso color amarillo, esta codiciada variedad alpina se caracteriza por ser de producción limitada, y su particular sabor intenso se debe a los ricos pastos de alta montaña de los que se alimenta el ganado.

Esta preciada delicatessen no podría entenderse sin la tradición suiza del Alpage, o el ascenso del ganado, con el inicio del verano, a las zonas más altas de las montañas. Allí, y tras el deshielo, las vacas pasturan libremente, se alimentan de las hierbas frescas de alta montaña y beben sus aguas cristalinas, produciendo así una leche de altísima calidad que se emplea en las queserías familiares situadas en las inmediaciones de los prados y que elaboran el queso como antaño, siguiendo métodos cien por cien artesanales.



Este año, como homenaje al 75 aniversario de una canción basada en un poema de Etienne Fragnière, que exalta la subida de las vacas a los pastos y los paisajes, a su paso se celebra una fiesta que sólo se repite una vez cada década -la última fue en 2013- y en ella se conjugan tradición, música y ganas de pasarlo bien. Así, una multitud acompaña a las vacas, que van ataviadas con flores y campanas, en su ascenso de diez kilómetros desde la estación de Estavannens. Los pastores visten el traje tradicional del cantón de Friburgo. Este evento tiene para nosotros un nombre cuanto menos chocante, la Fête de la Poya, y supone un verdadero espectáculo que merece la pena no perderse.






Alberto Zapata para LEXQUISITE Mag